Este último año ha sido un año sabático en lo que a mi vida profesional se refiere. Si perteneciera al mundo del trabajo por cuenta ajena, diría que conseguí una excedencia de un año desde la baja maternal. Pero como soy autónoma, la realidad es que en este último año al cuidado de P, no he encontrado el momento de centrarme y retomar mi vida profesional.
El parón mitad obligado mitad voluntario me ha sentado fenomenal. He podido cuidar a P sin agobios, me he recuperado de cuerpo y mente estupendamente y ahora que mi cabecita comenzaba a echar de menos la vida y el trajín profesional, me ha surgido una posibilidad irrenunciable.... me llamaron de mi anterior trabajo para abrir nuevo despacho (soy abogado) y querían contar conmigo.
El subidon fue brutal, más que nada porque yo tenía un horario privilegiado para ser abogado. Trabajaba de 9 a 3, y las tardes desde casa. Ese horario para la mayoría de los abogados es ciencia ficción. Así que el hecho de poder mantener el anterior horario me parece un golpe de buena suerte, así que ya estoy haciendo planes re-a-les para compaginar mi vida personal y profesional.
Estas últimas semanas las he pasado acondicionando el nuevo local: pintar (debo ser de las pocas abogadas que se pinta el despacho ella misma a rodillo con la ayuda de su marido y otra socia....) colocar mobiliario, instalar red informática, material!!!! Además durante este año que he estado fuera de "onda" han reformado buena parte de las leyes, por lo que he tenido que estar al día en cursos y charlas sobre las reformas.
Estos cursos me han servido para entrenarnos con mi marido en eso de compatibilizar nuestras agendas, horarios, la guardería y las necesidades de "P". La verdad es que el resultado de nuestras prácticas de conciliación laboral han ido de cine. Eso sí el orden en la casa se ha visto muyyyyy afectado, veremos cuando comience a trabajar y tenga aún menos horas para esas labores.... Qué mérito tienen las madres trabajadoras y ahora espero decirlo con conocimiento de causa.
